PESADILLA

El hombre ya no intenta recordar hace cuantas noches sube la infinita escalera, por momentos siente la tentación, estúpida por demás, de matar a uno de los innumerables ángeles que alzan vuelo a su alrededor. Duele el cuello de tanto mirar hacia arriba. Duelen los pies. Duele más el alma al recordar que cuando despierte caminará hacia otra tierra prometida en donde volverá a empezar la escalera del pueblo de Israel.
Ylsen.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Hemos muerto