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Mostrando entradas de junio, 2010

Alto. La copa o la muerte.

“Después de notar que yo estaba simultáneamente feliz y lúcido, una conjunción no sólo rara sino imposible, ella también quiso sentir lo mismo,”* fue ese el momento en el que volvimos a perdernos. Intento una y otra vez entender cómo se llega a tener tan mala suerte como para tenerlo y perderlo todo tantas veces en una sola vida. Llevaba ya tres meses en el hospital cuando ella llegó. No sé cómo le habrán hecho los de servicios médicos para encontrarla, no sé, pero tiendo a echarle más la culpa al universo que a ellos: ya se sabe de su ineficiencia incluso para hacer las cosas que uno no quiere que hagan. La cosa es que no sólo la encontraron sino que, no se bajo que artimañas, la trajeron; desde el primer momento en que la vi trato de explicarme que hace aquí, sin resultado. Claro, la vida me ha demostrado que hay cosas, actitudes, hechos, que simplemente pasan, nadie los explica, y no hay para qué buscarles explicación, miles de veces tuve que aceptar esta verdad de a puño sin logra
Oda a la tranquila Hay días como hoy que me siento tan idiota como siempre son dìas de espejos y televisores. De cualquier comedia americana y comodidad sin pantalones Hay días como hoy en que el sol no brilla ni se opaca, no hay grandes delicias ni trago, ni cigarrillos pero en la alacena hay galletas y en la nevera leche y todo es suficiente. Hay días como hoy en que la vida no me trata de ninguna forma y la música es sólo música y los videojuegos tan sólo violentos. Son pocos es cierto pero son los que son y no hay necesidad de contarlos. Los días como hoy no pesan para nadie aunque afuera ¿a quien le importa afuera? Hay días como hoy en que no aparece mi sombra y las rodillas se doblan fácilmente. El vino sabe a vino y la cerveza a cerveza y parece que un manto de cordura bordeara mi mesa Son los nuevos días “de los pocos sabios que en el mundo han sido” sobre todo porque no sé lo que eso significa Hay d
A propósito de todo: todos nosotros viviendo tanto en tan poco rato,para al final acostarse con esa sensación de vacío estomacal, no sólo por el hambre, sino porque no pasa nada. ¡Es que no pasa nada! Aunque todo trate de entrársenos por los ojos. Escribí entonces estas llamadas misteriosas, como sablazos al oído: Cantos para aprender como números de teléfono Escribir al presente con esa rara sensación: La arena _______ Adelante. Largo tramo la angustia de las huellas de las calles que se van. ________ No culpo al pez. Tan fuera del agua la pecera ________ En el filo del clock todavía las gracias y las sonrisas. _________ Fui sorprendido en medio de la selva oscura inventándome todo mi viejo viaje _________ Enfrentado a mí los labios delante de el aliento sin empañar el reflejo ….. ___________ Siendo yo tan sólo yo cómo es que me reconoces en medio de tanto silencio