Teatro de máscaras

Hoy tu llamada no me sorprendió, sin terror te he escuchado. Gracias a dios no me tatué tu nombre, pensé estúpidamente, en un pequeño instante me di cuenta de aquello profundo que todavía no supero de vos. Quizá odio a los otros porque están rotos como yo, quizá no puedo superar que en el fondo me rompiste el alma, porque no medí la torpeza con la que me entregué de nuevo a tu deseo. En el fondo creo que lo sabía, que esto sería el acabose.

Llevo días enteros queriendo entrara a alguna red social, para publicar mis desventuras, pero odio profundamente que te enteres que existo. Debí borrar tu número y seguir con mi existencia, pero me di cuenta de lo insulsa que se había vuelto mi existencia.

Hoy no tengo alientos de odiarte.

Me pongo las máscaras de papel de este teatro oriental, para todos, las cambio constantemente, la técnica es impecable y mi público se sorprende y disfruta de mi máscara, pero, por dentro llevo este flagelo.

Cassó.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Hemos muerto

Aciago